Gran volatilidad en las divisas, incertidumbre y pánico en el mundo. Esta semana han ocurrido grandes cambios en los distintos sectores económicos a nivel global. ¿Qué tan grave es?
La crisis económica del 2008 se llevó por delante 22 millones de empleos, mientras que, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, la crisis actual podría acabar con 25 millones de empleos.
“El COVID-19 es un virus que en muchas personas no causa mayores problemas, pero lamentablemente no en todas las personas ocurre lo mismo. Si perteneces a los adultos mayores o por alguna razón tienes problemas de defensas, entonces la enfermedad ataca con toda su virulencia. Algo parecido ocurre con las divisas.
“La crisis de este virus tiene un importante efecto económico: afecta el sector servicios en general, en particular los servicios de transporte y los servicios turísticos, pero también afecta las manufacturas, pues al cerrar ciertos centros de producción se interrumpen las cadenas de suministros”, dijo el experto.
Para ejemplificar mejor el caso, planteó un problema sobre las incidencias individuales:
“Si eres un chofer de tráiler en Los Ángeles que lleva contenedores marítimos a todo el estado de California, te llevaste la sorpresa de que a partir de marzo que ya no tienes trabajo.
“Entonces ocurre algo inesperado: en marzo ya no podrás pagar la mensualidad del camión que compraste a crédito, y muy probablemente tampoco podrás pagar la hipoteca de tu casa. Ahora imagine eso para una gran parte de la cadena de servicios”, agregó.
Además del COVID-19, el petróleo tiene mucho que ver en este problema, pues, de acuerdo con Capistrán, cuando la actividad económica global se colapsa por cualquier motivo, de inmediato la demanda mundial de petróleo se contrae.
El problema está en la oferta, ya que, si no disminuye en la misma proporción, el precio del petróleo caerá.
“Arabia Saudíta y Rusia optaron por pelear por mayor participación de mercado, lo que está ocasionando que la producción de petróleo en el mundo esté aumentando en vez de disminuir, dando como resultado el colapso en los precios de petróleo y un importante daño financiero a las empresas petroleras.
“México tienen una debilidad estructural en sus finanzas públicas que proviene de PEMEX y esto es lo que está provocando la venta de activos financieros mexicanos que se refleja en el alza en tasas de interés y depreciación del peso”, mencionó el economista.
A pesar de las fuertes fluctuaciones de la moneda y los cambios económicos, como sociedad debemos actuar sabiamente.
El experto enfatizó en que, si se cuenta con recursos líquidos, lo peor sería hacer compras de pánico, pues lo ideal es tratar de evaluar qué activos de buena calidad se han subvaluado para adquirirlos con visión de largo plazo.
“Lo más recomendable es no tratar de tomar decisiones en un ambiente de pánico, porque estas frecuentemente son demasiado costosas.”, añadió Ismael Capistrán.
Para el economista, una recesión a nivel global es inminente, ya que el daño alrededor del mundo causado por el virus ha aumentado sin cesar.
“Es un hecho que la economía global va a recesión. Lo que empezó como una crisis de salud se convirtió en una crisis financiera. Los países actuaron muy tarde y el daño ya está hecho.
“En este momento una catástrofe económica solo podrá detenerse con el paro total de las actividades por 30 días en Europa y en Estados Unidos y con la llegada de la vacuna y su producción masiva. A pesar de esto, la recesión global es ineludible” dijo Capistrán.
La profundidad de la crisis dependerá de la propagación del virus, de su vacuna, producción y de la efectividad de los gobiernos para tratar el tema.
Fuente de información:
https://tec.mx/